La vida en Japón

Uno de los retos más importantes para los recién llegados a Japón es, sin duda, la barrera lingüística. Dado que el japonés es la lengua principal, las personas con habilidades limitadas de esta lengua pueden encontrar dificultades importantes. Afortunadamente, el Instituto de Ciencias de Tokio (antiguo Instituto Tecnológico de Tokio) ofrece cursos básicos de japonés para estudiantes internacionales, desde el alfabeto hasta conversación básica. Además, el club de japonés ofrece oportunidades para practicar la caligrafía y la conversación, atendiendo a los intereses de los distintos alumnos. Estos conocimientos básicos han demostrado ser muy valiosos, ya que me permiten pedir comida, comprar en supermercados y moverme por las tiendas de conveniencia con relativa facilidad. Otra estrategia que he adoptado es observar los patrones del japonés hablado. Aunque no sea capaz de entablar conversaciones extensas, a menudo puedo deducir el significado de las frases basándome en el contexto. El avance de la tecnología, en particular Google Translate, ha mitigado considerablemente la barrera lingüística, facilitando la comunicación y el entendimiento entre personas de distintos orígenes lingüísticos.

Más allá de la barrera lingüística, Japón ofrece varias cualidades únicas y atractivas que lo diferencian de otros países. Tras considerar varias opciones para estudiar en el extranjero, finalmente elegí Japón. Un factor clave en mi decisión fue el alto nivel de seguridad. Como hija única y mujer que vive sola, me siento segura gracias al bajo índice de delincuencia. La gente puede volver a casa por la noche sin miedo. Además, el sistema de transporte bien conectado garantiza desplazamientos cómodos y puntuales. La riqueza cultural y la diversidad gastronómica de Japón lo convierten en un lugar ideal para explorar durante el tiempo libre. Mis actividades favoritas incluyen participar en clases de cocina gratuitas ofrecidas por la escuela durante las jornadas de puertas abiertas o por la oficina local del distrito, asistir a conciertos de música clásica, visitar exposiciones y museos, y rezar en santuarios y templos. Me gusta también asistir a ferias internacionales, actos en templos y santuarios, y desfiles del orgullo, que muestran la diversidad e inclusividad del país. He disfrutado aprendiendo sobre diferentes culturas y probando comidas nuevas en estos eventos.

Hacer amigos

Hacer amigos puede ser una tarea desalentadora cuando se vive sola, sobre todo en un entorno nuevo sin una red social establecida. Durante mi primer año, tuve la suerte de que me asignaran a la Komaba International House, a pesar de que coincidió con la pandemia de COVID-19. Irónicamente, estas difíciles circunstancias nos unieron más. Con el aprendizaje remoto y las restricciones de los laboratorios, pasamos más tiempo en la residencia, forjando fuertes vínculos. El tutor de nuestra residencia creó un chat de grupo en LINE, y de forma espontánea planeábamos salidas: paseos por el parque, comidas caseras o simplemente una taza de té. Por desgracia, la duración de un año de la residencia me obligó a mudarme y buscar un departamento.

Como las restricciones se suavizaron tras mi traslado, amplié mi círculo social dentro de la universidad. La ingeniería civil, mi especialidad, requiere un importante trabajo en colaboración, lo que naturalmente lleva a entablar amistad con compañeros de laboratorio y de clase. Por suerte, mi laboratorio fomenta un fuerte sentido de la camaradería, organizando a menudo fiestas y viajes del laboratorio. Estos eventos me han hecho sentir parte de una familia, ya que todo el mundo es amable y solidario. Hice también amigos en mi clase de japonés en el centro de idiomas de la universidad. Nos reuníamos con frecuencia fuera de clase para practicar nuestras habilidades lingüísticas o explorar la ciudad. Participé también en la Asociación de Estudiantes Tailandeses del Instituto de Tecnología de Tokio (ahora de Ciencias de Tokio), donde fui vicepresidenta en el comité de 2021-2022. Este puesto me permitió conectar con otros estudiantes tailandeses, organizar eventos y entablar amistades. Participar en el programa de embajadores universitarios me permitió también conocer a amigos de diferentes cursos, carreras y países. Finalmente, entablar amistades en el extranjero es una experiencia polifacética en la que influyen los estilos de vida individuales, los intereses compartidos y la química personal. La clave es tener una mentalidad abierta, ser proactivo y estar dispuesto a salir de tu zona de confort.

Campo de estudio

Me fascinan los materiales de construcción desde mis estudios universitarios de arquitectura, y supe que me gustaría profundizar en este campo cuando cursaba estudios de maestría en arquitectura, concretamente en tecnología de la construcción. Para profundizar en el conocimiento de los materiales de concreto y su potencial para mejorar el diseño arquitectónico, decidí cursar una segunda maestría en ingeniería civil en el laboratorio Iwanami del Instituto de Tecnología de Tokio/Ciencias de Tokio, una institución de renombre mundial por su experiencia en construcción de edificios y materiales. Integrando la arquitectura con la tecnología del concreto, los arquitectos pueden elevar su práctica y contribuir a la creación de estructuras más sostenibles, innovadoras y duraderas. En un mundo en rápida evolución como el actual, impulsado por los avances tecnológicos y la inteligencia artificial, es esencial disponer de un conjunto de competencias diversas y conocimientos especializados para tener éxito en la carrera profesional. Combinando mis conocimientos de arquitectura con un profundo conocimiento de la tecnología del concreto, creo que puedo desarrollar una carrera profesional satisfactoria y de gran repercusión en este campo.

Estudios de arquitectura e ingeniería civil

Los entornos académicos y de investigación de la arquitectura en mi país de origen y la ingeniería civil en Japón son muy diferentes. Me he dado cuenta de que dedicarse a la arquitectura o a la ingeniería es igual de difícil, exige trabajo duro, trabajo en equipo y un gran sentido de la responsabilidad. Sin embargo, prefiero el ambiente académico y de investigación de Japón, y creo que elegir estudiar ingeniería civil fue la decisión correcta para salir de mi zona de confort.

Mis estudios de arquitectura eran a menudo exigentes, lo que me obligaba a trasnochar y a privarme de sueño, sobre todo durante los proyectos. A lo largo de seis años de estudios universitarios y de posgrado, acumulé una importante deuda de sueño, que finalmente se tradujo en un diagnóstico de hipotiroidismo. A pesar de controlar cuidadosamente mi dieta y mi salud, me preocupan las repercusiones a largo plazo de esta trayectoria profesional, sobre todo teniendo en cuenta los posibles costos sanitarios que pueden superar mis futuros ingresos y logros.

En cambio, el entorno académico y de investigación de la ingeniería civil en Japón ofrece un estilo de vida más equilibrado. He disfrutado aprendiendo nuevos conocimientos y realizando experimentos. He disfrutado también explorando las conexiones entre la arquitectura y la ingeniería civil, lo que me ha abierto nuevas posibilidades profesionales, sobre todo en investigación. La jornada laboral típica en un laboratorio de ingeniería civil, de 8:00 a 20:00, permite dormir con regularidad y disponer de tiempo libre. He podido practicar varias actividades deportivas, como natación, yoga, kickboxing y pilates, que han mejorado notablemente mi salud y bienestar generales. Asimismo, he encontrado una auténtica pasión por la investigación. El carácter lógico y sistemático de la investigación coincide con mis intereses y me permite trabajar sin sentirme agobiada. Parece más un hobby que un trabajo. Agradezco la oportunidad de formar parte del laboratorio Iwanami, recibir la beca del gobierno japonés (MEXT), tener unos padres que me apoyan mucho y mi experiencia anterior como arquitecta, ya que me ha ayudado a descubrir mi verdadera pasión.